¿Cuál es la mejor manera de viajar?
Creo que todos hemos caído alguna vez en estas discusiones, me incluyo, pero intento hacerlo lo menos posible y respetar las elecciones de cada uno.
No sé cómo reaccionar cuando escucho a otros viajeros asegurar que otros no saben cómo viajar y la verdad me parece ridículo incluso tener que definir con un nombre que tipo de viajero eres.
Una vez en Chiang Mai un tierno viajero aseguraba que había hecho un viaje y había logrado “volver a las raíces del mochileo”…mi pregunta inmediata fue ¿Qué rayos (probablemente usé otra palabra) significa eso?
¿Viajero o turista? ¿Mochilero o de maleta? ¿Viaje espiritual? ¿Viajero de shopping o de All-Inclusive?
Está probado y muchos ya han comprobado los beneficios que aportan los viajes para nuestra vida.
La verdad es que cada uno tiene la libertad de buscar el estilo que más le acomode, que le haga feliz, que le haga disfrutar el viaje como una oportunidad para vivir la vida de mejor manera.
Al final, eso es la libertad.
He estado pensando mucho en cómo han cambiado mis gustos con los años y en cómo esto incluso ha afectado a mi estilo de viaje.
Por lo mismo, esta reflexión considera mi situación actual y cuando pase a los cuarenta, probablemente tendrá que ser actualizada, porque afortunadamente, los seres humanos cambiamos con cada vivencia y con cada historia que vivimos.
Considero que no hay una mejor edad, ni un momento perfecto o ideal para hacer nada. Simplemente el momento será cuando estés listo para hacerlo.
No puedo dejar de decirte: nunca es demasiado temprano o muy tarde para cumplir tus sueños.
Aún me impresiona un poco recordar cómo eran mis viajes antes.
Esos primeros viajes comenzaban con un exhaustivo plan que incluía un detallado listado de TODOS los lugares que quería conocer, incluso creaba un horario diario para poder alcanzar a ver todas las cosas que quería en las 4 semanas que tenía de vacaciones de invierno.
Por supuesto, partía con mi mochila a cuestas, una muy pequeña de 20 litros en la que acomodaba lo estrictamente esencial para cargar en mi espalda durante esos 30 o más días de viaje.
El viajar ligero vuelve la experiencia de viaje algo más simple, ya que otorga mayor movilidad e independencia, sobre todo si viajas solo.
Porque si, esos primeros viajes implicaban caminar mucho y hacer dedo si era necesario para llegar lo más barato posible hacia mi destino.
Viajar con esa pequeña mochila, además significaba seguridad, porque podía llevarla muy cerca mío y así evitar posibles robos. En esa época, hace 16 años atrás, viajar por Sudamérica era un poco menos seguro que hoy y sobre todo en los buses habían muchos robos en los maleteros.
En aquella época yo era parte de la tribu de los mochileros que viajábamos con muy poco dinero. Incluso me molestaba el lujo y pensaba que la gente que se quedaba en resorts o en un hotel cinco estrellas eran los más aburridos.
Sentía que me perdía de la aventura si no dormía en una carpa o en un hostal con más mochileros como yo con los cuáles hacer amistad y compartir parte del viaje.
Porque viajar significaba eso: ir en busca de aventuras, vivir el mundo sin perderse un minuto de lo que pasaba ahí afuera.
Esa época era cuando yo tenía 18 o 20 años. Viajaba con el dinero que juntaba con los mil y un distintos trabajos que realizaba mientras estudiaba. Trabajaba como mesera, de masajista, de artesana, de vendedora y muchas otras más.
¿Es mejor viajar a los veinte o a los treinta?
Los viajes que uno hace durante los veinte claramente son diferentes a los de los treinta años, o al menos los míos. Esos viajes han transformado mi estilo de viaje en uno ecléctico, variado y cambiante.
Con los años he ido viviendo tantas y distintas experiencias viajando, que me han permitido reconocer cuáles son realmente mis intereses. Desconozco si serán los años o sólo las experiencias las que hacen que cambien nuestros gustos, pero hoy tengo muy claro que ya no soy más mochilera.
Ya no viajo con la ansiedad de querer conocer todo en un solo viaje, o de no perderme la mejor fiesta de la vida.
Todavía me llama la aventura, todavía siento esas ganas de comerme el mundo, de vivir intensamente cada segundo, pero debo asumirlo:
No soy más una mochilera, sino más bien una viajera con mochila
Al menos como yo entiendo el término mochilero, ya no estoy dispuesta, o digamos que disfruto menos de no tener ciertas comodidades en mi día a día, incluso si eso signifique perderse un poco de acción.
Ya no disfruto tanto durmiendo en un puesto de frutas para esperar el siguiente bus, o viajar a dedo para llegar más rápido o barato a un lugar.
Admiro a quienes viajan con ese estilo, pasando frío y hambre a veces, soportando trayectos eternos e incómodos…yo ya viví todo eso y sé que puedo hacerlo, por eso hoy elijo lo contrario.
Respeto a quienes viajan buscando fiesta y el convivir con mucha gente en la misma habitación, pero para mí eso, hoy, es lo más cercano a una noche de terror.
¿Qué es ser un Flashpacker?
El término Flashpacker se comenzó a utilizar hace unos años y hoy define al viajero que ha cambiado su estilo de viaje, desde ser un mochilero a un viajero con mochila.
Un Flashpacker sigue manteniendo la esencia de un mochilero, porque le sigue gustando la aventura, viajar de manera independiente, sin muchos planes, aman la interacción con la gente local, pero que le gusta también el lujo.
Como yo, que hoy sigo viajando con mi mochila, pero mis gustos han cambiado.
Luego de vivir lo mejor de ambos mundos, prefiero la comodidad y por ejemplo, valoro muchísimo tener un lugar limpio, tranquilo y seguro para dormir.
Si no tengo que dormir en una carpa probablemente no lo haga, porque prefiero tener la opción de tomar un café recién hecho en el desayuno del hotel y sábanas limpias en la noche.
La última vez que me quedé en un hostal mochilero, de esos en los que hay fiesta toda la noche, fue la peor noche de mi primera estadía en La Paz, en el 2010.
Sé que muchos dirán que estoy loca, que el lujo es sólo para ricos, que los hoteles son para viejos, que son aburridos, etc, pero hoy para mí gana la comodidad.
Aún me quedo en hostales algunas veces, pero los elijo muy bien y ojalá estén lo más lejos posible de ser un hostal fiestero. Porque tener que escuchar las conversaciones de 10 personas más, o ruidos de todo tipo, los olores y el desorden de quienes ni siquiera conozco, ya no me genera ningún placer.
Algunos indican que también lo que diferencia a los Flashpackers de un mochilero es el uso de tecnología, aunque creo que esto ya se está volviendo más transversal y son muchos los mochileros que viajan con una tablet, kindle o al menos un celular para comunicarse y entretenerse.
La verdad es que lo mejor es no fijarse en definiciones y viajar, viajar como a ti más te acomode, viajar como sientas que es la mejor manera de viajar.
Total, las experiencias siempre son personales y entre quedarse en casa y salir yo te digo: SALE.
Da lo mismo cómo viajes.
Si sientes que tienes que moverte y salir, dale, viaja, recorre el mundo, encuentra tu propia forma de viajar.
No te encasilles ni te limites a nada, mochilero, viajero, flashpacker o turista, ningún estilo te hará mejor o peor viajero.
Ten la libertad de probar y decidir qué es lo que más te gusta y se acomoda con tu vida hoy, ten la libertad de cambiar, porque mañana puedes querer cosas distintas, considera que lo perfecto no existe y que siempre todo está cambiando…y eso también es perfecto.
¡Buenos viajes!
0 Comments