Siempre me gustó mucho la fecha del 18 de Septiembre cuando celebramos las Fiestas Patrias en Chile porque es un momento que, a pesar de sus recuerdos históricos y de dónde realmente proviene, es uno de los pocos momentos en que el país se une en un ambiente de celebración, de recibir la primavera, de disfrutar de la vida.
Es una de las pocas fechas en que el ambiente que se vive en Chile es generalizado de fiesta y de amistad, de compartir unos días como iguales, como chilenos que quieren pasarlo bien.
Es además una semana antes del Día Internacional del Turismo, que es el mismo día de mi cumpleaños.
Amo las empanadas, los anticuchos y los asados y en Septiembre se siente el olor a ellos por todos lados. No importa si lo celebras con amigos, con la familia, en tu casa o en las fondas, siempre hay al menos un día en que compartirás ese sentimiento tan especial que es sentirse parte de Chile.
AVISO
Este es un post muy personal y que no me había atrevido a escribirlo antes, pero hoy siento que es necesario para que me conozcas un poco más y te ayude a entender mi proceso. Hasta ahora sólo he conversado esto con mis amigos más cercanos y en las charlas que he dado en Chile.
Tal vez te ayude a despertar y a tomar las riendas de tu vida de una manera más sencilla. Puedes dejarlo en éste punto si no quieres saber tantos detalles sobre mí o continuar bajo tu propia responsabilidad jajaja.
Si quieres saber más sobre crecimiento personal y camino de vida por favor escríbeme en los comentarios porque tengo mucho que compartir sobre estos temas y me gustaría saber si son de tu interés.
Qué es lo que yo celebro hoy cada 18 de Septiembre
Hace 6 años atrás, éste día cobró un valor aún más importante que el que tenía antes del 2011.
Ese día me morí.
Si.
Un 18 de Septiembre tuve un accidente de tránsito que por muy poco me hace dejar este hermoso planeta.
Iba de pasajero en un auto que se volcó fuera del camino.
Yo creí que había muerto, y cuando recobré la conciencia después de estar varios minutos inconsciente, pensé que ya estaba muerta.
Nunca me había sentido tan en paz y en calma como en esos segundos o minutos, pero a la vez sentí una profunda frustración y pena porque me había muerto tan joven.
TENÍA TANTO AUN POR VIVIR.
Habían tantas cosas que aún no había hecho, tantos destinos que aún no había visitado, aún no había encontrado cómo ser feliz y no quería morirme todavía.
Lo más loco de todo es que yo intuía que algo iba a pasar, no estaba segura de si tenía que ir a ese almuerzo fuera de Santiago y le pregunté unas 25 veces a mi hermana y mamá si era buena idea o no ir. Al día siguiente tenía que trabajar muy temprano atendiendo niños discapacitados y sólo iría unas horas.
Pero el destino tenía preparado un evento diferente.
Desde ese día mi vida dió un giro completo y en 180º.
No lo supe en ese momento, pero ese día fijó un antes y un después en mi vida. Ese accidente fue el catalizador y el terremoto interno y físico que necesitaba para hacer ese cambio.
Los porfiados necesitamos a veces de experiencias como éstas para despertar y tomar la responsabilidad de hacer de nuestras vidas lo que tenemos que hacer con ellas.
Después de vivir muchos años intentando formar parte de un sistema que no me acomodaba y de vivir mi vida según lo que otros me decían que me haría feliz, sólo después de sentir que había perdido mi vida tuve el coraje de decir BASTA y de por fin tomar realmente las riendas de mi vida.
Fue así que se inició un camino sin regreso en el que comencé a despertar. Comencé a darme cuenta de que no estaba siendo feliz y con ello a cuestionarme nuevamente qué era realmente lo que quería hacer con mi vida.
No te miento, no fue automático y te mentiría si te digo que un día desperté y sabía exactamente qué hacer con mi nueva vida. Es más, fueron años duros y difíciles porque ya no podía seguir evitando el nuevo camino que se había dibujado.
En realidad con todo esto quedé mucho más perdida que antes, porque ahora sabía que ya no podía seguir siendo como era hasta ese momento, ya no me hacía feliz trabajar para hacer ricos a otros, ya no me hacía feliz vivir para ganar dinero para comprar las cosas que supuestamente me harían feliz, ya no me sentía conectada con mis amigos que se dedicaban a hablar mal de otros o a demostrar cómo se sentían superiores a todo el mundo, o a tener que ir todos los días a un trabajo que sólo volvía a mi alma más vacía y que cuando llegaba a mi hermoso departamento en el centro de Santiago que había decorado con tanto amor me sentía sola.
Se fueron sumando pequeños momentos y situaciones en los que me fui dando cuenta de que ya no podía esperar más. O cambiaba, o esa segunda oportunidad que sentía se me había dado no había valido la pena.
El problema era que no tenía idea qué quería hacer con mi vida ni de cómo hacer ese cambio.
En ese camino de vivir una vida totalmente automatizada había sucedido algo terrible: había perdido la conexión conmigo misma, con mi alma y con lo más importante en la vida que era yo misma.
Retomé la lectura de mis libros de filosofía y comencé a investigar cómo podía llegar a escucharme. en uno de esos libros llegué a una pregunta que me dejó congelada:
Si pudieras hacer lo que quieras con tu vida, sin importar el tiempo,el dinero, la edad o las circunstancias ¿Qué harías? ¿Cuá sería tu sueño más grande y más loco, ese que ni te atreves a contarle a alguien porque te avergüenza de los grande y loco que es?
Yo en ese momento me quedé en blanco. Congelada. No sabía qué responder y me dí cuenta de que no había perdido solamente la conexión conmigo misma, había perdido algo mucho peor…había perdido mis sueños!
Me dió mucha tristeza y a la vez rabia y decidí que iba a hacer todo lo que pudiera para poder responder con claridad esa pregunta.
Tenía en ese momento un buen trabajo como Kinesióloga, que si bien me gustaba mucho y era buena profesionalmente, no me apasionaba, lo que yo quería era levantarme feliz en la mañana.
Un día al llegar del trabajo me ví sentada mirando un rojo atardecer de Mayo, de esos con muchos arreboles en Santiago de Chile, algo me hizo recordar lo mucho que me gustaba viajar, cómo vibraba cada vez que planeaba un viaje y que habían pasado casi 5 años desde que había hecho mi último viaje sola.
En ese momento decidí renunciar a todo y comenzar el plan para irme de viaje indefinido. El objetivo era viajar hasta que encontrara alguna respuesta. Esto tampoco lo tenía claro en ese momento, ahí sólo sabía que tenía que irme.
Ahí comenzó el más intenso y lindo de los viajes que he hecho, porque siento que ese día comenzó realmente el mayor viaje, el viaje de la vida conciente y despierta.
Cada uno sabe lo que necesita hacer para ser feliz, para ser una mejor persona y para hacer de este mundo un lugar mejor del que era ayer. Lo que sucede es que nos aterra asumirnos, gritar a todo pulmón nuestra verdad y pararnos sobre el mundo tal cual somos.
Nos han dicho tantas veces que si lo haces vas a sufrir, que te van a engañar y una de nuestras mayores motivaciones en la vida es evitar el sufrimiento.
La otra motivación es encontrar el placer y yo opté por la segunda.
Me fui de viaje indefinido por Asia y después de 4 meses viajando por el Sudeste Asiático llegué a India, que había sido mi destino soñado de toda la vida. El segundo que puse un pie en Calcuta me prometí que no dejaría el país hasta que no tuviera una respuesta (tenía 6 meses de visa así que tenía 6 meses para llegar a algo).
Ese viaje fue el inicio de esta aventura que ha sido NomadicChica, que nació en pleno verano estando shockeada con la vida en India. Mientras luchaba con los miedos y las inseguridades de si sería capaz de viajar por un país a veces intimidante descubrí que lo que quería seguir haciendo era viajar, pero además quería ayudar a la mayor cantidad de personas a cumplir sus sueños y a vivir una vida más feliz.
Hoy, el mayor consejo que puedo darte es que no esperes vivir un momento así para tomar responsabilidad de tu vida.
No esperes a que ya no des más para hacer el cambio que ya sabes que tienes que hacer.
Tu ser interior sabe exactamente lo que tienes que hacer para ser feliz, escúchate.
Celebra tu vida.
ÁMATE
Da gracias cada día por todas las maravillosas oportunidades que tienes y que vienen en camino para tí. Aunque sean pequeñas, aunque sean muy simples.
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