Cuando la pobreza y la dignidad conviven en un mismo lugar
Tal vez unos de los grandes mitos en torno a Brasil sean el fútbol, las caipiriñas, la fiesta….y las favelas.
Un país donde la diversidad cultural es maravillosa e impresionante para cualquiera que haya crecido en un país donde el ver tantas personas diferentes no sea lo común. Para mí siempre me generó mucha curiosidad saber que en Brasil, así como en casi todos los países sudamericanos, la brecha cultural y económica es la que marca una parte importante de la cultura.
En este lado del mundo es común que las riquezas se concentren en el 2% de la población y muchos de la gran mayoría viven en la pobreza. Pobreza que se vive con mucha dignidad y con impresionante alegría para quienes vienen de países más ricos y no logran muchas veces entender cómo quienes tienen muy poco son capaces de invitarte a cenar en sus casas lo que haya ese día en la mesa, porque para muchos el lema “donde comen dos, comen cuatro” es pan de cada día.
El tema de la pobreza a veces involucra también segregación social y violencia. En Brasil siempre se han visto las favelas como un lugar oscuro y no muy concurrido. En Río de Janeiro existen actualmente 1341 favelas, de las cuales sólo 41 se encuentran pacificadas, es decir, intervenidas policialmente. Hay 257 en proceso de pacificación y son casi 3 millones de personas que viven en ellas.
En mi visita a Río de Janeiro, recibí la invitación de Thiago, residente de la Favela Santa Marta para visitarla. El creó un proyecto de Tours para brasileros y extranjeros a la favela desde el año 2012 y lleva además proyectos culturales en otras favelas de la ciudad.
Yo debo reconocer que siempre sentí curiosidad de ver personalmente cómo sería una de ellas pero me complicaba un poco la idea de que al visitar una estuviera contribuyendo a un proceso de gentrificación y de poner en vitrina, o como muchos llaman la “pornografía de la pobreza” a la realidad de quienes ahí viven.
Muchos de quienes participamos en el tour no sabíamos exactamente qué esperar ni qué es lo que veríamos en nuestra visita a la primera favela pacificada de Río de Janeiro. Nos reunimos en la bencinera que está a los pies del cerro Dona Marta en la zona sur del barrio de Botafogo, en el cual están instaladas las casas que constituyen la comunidad, todo comenzó además muy puntual y de manera amistosa y relajada.
Cómo comenzó la Comunidad de la Favela Santa Marta
Para llegar hasta la zona más alta del Morro Doña Marta y así evitar los 788 escalones que llevan hasta las casas más altas, existe un ascensor que fue construido luego de la pacificación de la Favela en el 2008 y fue parte de las obras de mejora de la calidad de vida de sus moradores, parte del proyecto ‘Plano Inclinado de Santa Marta’ que incluyó también la construcción de canchas deportivas, alcantarillado y otras mejoras.
El ascensor es gratuito y funciona desde las 5am a las 23:45 y tiene 2 estaciones. Tiene dos compartimientos separados, uno para transportar carga y otra con una capacidad máxima de 20 pasajeros.
En la Favela Santa Marta se desarrolló una comunidad que comenzó cerca del año 1940, cuando un sacerdote jesuita llamado Padre Nantuzzi continuó con la construcción de una capilla llamada Santa Marta en lo alto del Morro Santa Marta. Como justo había una gran crisis en Brasil muchos obreros se trasladaron hacia la ciudad para buscar trabajo y fue así como, gracias a este cura que muchos fueron instalándose en los alrededores de la capilla mientras colaboraban con la construcción de la Universidad del barrio de Botafogo. A pesar de los intentos de erradicación el asentamiento de nuevas familias siguió creciendo.
Actualmente viven 650.000 personas en favelas, o como prefieren llamarlas sus residentes: Comunidades. En la Santa Marta viven cerca de 1700 familias en 650 casas, con un promedio de 4 personas por familia y es la comunidad más antigua de la provincia.
La comunidad Santa Marta es actualmente un lugar muy tranquilo, sus moradores amables y alegres. Muchos de quienes viven aquí señalan haber elegido vivir en este lugar y expresan su amor por el lugar y mientras recorremos escucho una señora gritar “¡Amo tanto vivir aquí y sólo voy a salir cuando me muera!”.
Tenía mis dudas en cuanto a realizar un tour recorriendo este lugar, ya que básicamente significa adentrarte en un lugar dónde vive gente humilde, con construcciones muy sencillas y pensé que podría ser mal percibido por ellos el recorrer sus callejuelas portando una cámara por ejemplo. Me gustó mucho que Thiago en su introducción nos indicara que no era muy respetuoso tomar fotos de las personas si ellos no lo aprueban y otros detalles que hacen de este un tour muy respetuoso y dignificante para los moradores de la comunidad Santa Marta, ya que expone una realidad a la que probablemente como turista no estás inmerso día a día.
Los moradores más antiguos de la comunidad se encuentran en los sectores más altos, ya que ésta fue creciendo hacia los sectores más bajos. Construcciones de material sencillo que combinan madera y latones, rodeadas de pequeños pasillos y las escaleras que conectan unas casas con otras se ubican en unos de los cerros con vista privilegiada de las zonas más bajas de la ciudad así como del Corcovado y el Cristo Redentor ubicado en su cima.
En el interior de la comunidad Santa Marta se han ido desarrollando diferentes negocios y puedes encontrar desde peluquerías, pequeños comercios y templos evangélicos. Existen tiendas en las que participan cooperativas de artistas y artesanos que venden sus creaciones a los turistas que la visitan que son fabricados por quienes viven allí y los recursos generados en estas ventas van para ayudar a toda la comunidad y fomentar así con el Turismo Responsable.
La Favela Santa Marta se hizo famosa cuando el 11 de Febrero del año 1996 el mismo Michael Jackson visitó este lugar y en el que el mismo Spike Lee realizó las grabaciones del video clip para la canción “They don’t care about us” durante dos días, hay una casa-negocio en la que pasan el video todo el día por si no recuerdas la canción. Varios cuentan que compartieron con el ídolo y que el compartió con ellos de manera muy cercana y amistosa.
Hay quienes señalan que la visita del artista obligó de cierto modo al Gobierno a mirar a la favela y fue ahí que comenzó la pacificación y la construcción de mejorías en instalaciones para sus moradores. Es por esto mismo que posiblemente la pacificación ha funcionado aquí mejor que en otras favelas de la ciudad carioca. Existen hoy tres unidades de la UPP (Unidad Policial Pacificadora) a cuyos representantes pudimos ver en varios puntos de nuestro recorrido.
No sólo de música se ha vestido la comunidad, en el año 2010 en la zona baja alrededor de la plaza Cantao se creó una intervención artística que pasó a ser la cara visible de este lugar y creó un mural de 7000 metros cuadrados a través de 34 casas. En este proyecto dirigido por Haas & Hahn, quienes forman parte de la fundación holandesa “Firmeza Foundation” pasó a ser un hito turístico y artístico de la ciudad de Río de Janeiro.
Hoy en día, los residentes de la comunidad Santa Marta incluyen profesionales de diversa índole, se estima que un 95% de quienes allí habitan tienen algún tipo de trabajo remunerado e incluso hay personas que han estudiado Master y Doctorados, que perfectamente podrían vivir en otro sector de la ciudad pero prefieren seguir aquí compartiendo con sus familias y aportando a la comunidad.
La visita a la Favela Santa Marta me recordó y mostró que la pobreza no siempre es signo de delincuencia y de peligro. El sólo hecho de vivir en un entorno sin muchos bienes materiales no hace que las personas sean menos valiosas y considero una instancia muy valiosa para cualquiera que quiera conocer más a fondo la realidad brasilera el ver un poco más allá de los lugares turísticos más visitados e interactuar con la comunidad de manera honesta y genuina.
Para coordinar una visita guiada con Thiago puedes contactarlo aquí, tal vez también tengas la misma suerte que nosotros y te invite a tomar una caipiriña en su hogar!
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