El hábito de quejarse es inherente a nosotros los seres humanos.
Muchas veces es muchísimo más fácil quejarse, hecharle la culpa al vecino, los hermanos, la familia, el tráfico o cualquier otra razón, en vez de asumir nuestra responsabilidad y reconocer que no somos perfectos, que no somos tan sanos como podríamos, o no estamos haciendo todos los esfuerzos que somos capaces.
Casi siempre cuando criticamos, es porque estamos insatisfechos o infelices con algo o alguien. Es así como hay muchas personas que viven la vida con una crítica casi patológica. Lo que muchos no notan, es que las personas que actúan así esparcen la infelicidad a su alrededor.
Definido por la RAE como:
1. Expresar con palabras y sonidos la aflicción que se siente por una pena o contrariedad, o por un dolor físico.
2. Expresar con palabras resentimiento, disgusto, desacuerdo o inconformidad.
Hay quienes tienen el hábito de quejarse por todo y a toda hora. Están más atentos a lo que falta, a lo que podría haber sido y no fue. Es así como comunican su malestar para que todo el mundo se entere y se amarguen la vida al igual que ellos.
No quejarse resulta muy útil porque nos permite enfocarnos en lo bueno de la vida y multiplicarlo. No criticar nos permite darnos cuenta de que hay algo que no está bien en nuestra vida y hacernos cargo del asunto buscando una solución, en lugar de mirar hacia fuera para buscar culpas.
Quejarse nos entona en una frecuencia negativa, nos hace ver el mundo de manera pesimista y lo peor de todo, al quejarnos descargamos la culpa en algo o alguien más, creyendo que con esto nos libraremos de la responsabilidad.
Muchas corrientes esotéricas señalan, desde hace muchos años, que lo que pensamos y lo que decimos tienen una fuerza determinante en su efecto y por esto tenemos que ser muy cuidadosos con ello. Es así que cuando hay algo que nos aleja de la felicidad tenemos dos caminos a elegir: el de asumir la responsabilidad o el de no asumirla.
Pertenezco a una cultura especialmente quejumbrosa (aunque no la única). La chilena es una sociedad de especialistas en quejarse y no aportar soluciones a sus quejas. Por ello, al regresar al país luego de casi un año en la ruta, esto me fue especialmente chocante y me llamó más la atención que nunca.
Lo veo en mis familiares, en mis amigos, en quienes van en el bus, sobre todo en las redes sociales….y en mi misma. Estando en Chile mis pensamientos son mucho más de queja y negativos que no estando acá. No me gusta esta actitud. No es positiva y no me ayuda en nada a mí ni a nadie.
Es así es que decidí hacer esta campaña de mantenerse 30 días sin quejarse.
Al buscar mayor información, descubrí que no era una idea tan original (no por ello menos positiva) y que en el 2006 Will Bowen propuso a su comunidad “El reto de los 21 días” con el propósitos de ayudar a eliminar cualquier rastro de queja o lamento y sus nocivas consecuencias para el individuo.
Su propuesta fue muy simple:
“Te pones una pulsera morada con la leyenda UN MUNDO SIN QUEJAS y la mantienes durante 21 días sin emitir ningún tipo de queja o crítica, así sea “me duele la cabeza” o “nada me está saliendo bien”.
Si durante este periodo emites algún lamento, debes cambiar la pulsera de muñeca y volver a empezar. La mayoría de los participantes logró superar este reto, pero les tomó un mínimo de cinco meses, un tiempo que evidencia la presencia de la cultura de la queja en nuestras vidas.
Los científicos dicen que toma 21 días crear un hábito. Nos tomará 21 días dejar el hábito de la queja y formar el nuevo hábito de la GRATITUD.
Si algo no te gusta, cámbialo.
Si no puedes hacerlo, cambia tu actitud.
No te quejes.
Cambias la forma de ver las cosas, y las cosas cambiaran de forma”.
Es por ello que me he propuesto un desafío:
30 DÍAS SIN QUEJARSE
– Objetivo es no quejarse durante 30 días
– Contar las veces que te quejas al día
– Observar cuando los otros se quejan a tu alrededor y no enganchar
– Si una queja viene a tu mente, simplemente di gracias y piensa cómo dirías lo mismo de otra manera más constructiva.
¿Te animas a hacerlo también? ¡Cuéntame tu experiencia!
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